Quienes tuvimos la fortuna de educarnos en el Avelina Moreno, sabemos que fue nuestro segundo hogar.
¿Y quien no disfruta regresar a casa?
Éste cumpleaños se convirtió en la disculpa perfecta para el reencuentro... Desde distintos lugares del país, con el anhelo de encontrarnos con los recuerdos, se dio en esperado momento. Abrazos, risas locas, llanto y el inesperado toque de campana y las melcochas nos endulzaron el alma y llenaron nuestro espíritu. La torta no falto, lo que si falto fue el vino para el brindis, porque todos nos adelantamos a probarlo y cuando llegó el momento, las copas estaban vacías pero el corazón lleno de buenos e inolvidables momentos.
¿Y quien no disfruta regresar a casa?
Éste cumpleaños se convirtió en la disculpa perfecta para el reencuentro... Desde distintos lugares del país, con el anhelo de encontrarnos con los recuerdos, se dio en esperado momento. Abrazos, risas locas, llanto y el inesperado toque de campana y las melcochas nos endulzaron el alma y llenaron nuestro espíritu. La torta no falto, lo que si falto fue el vino para el brindis, porque todos nos adelantamos a probarlo y cuando llegó el momento, las copas estaban vacías pero el corazón lleno de buenos e inolvidables momentos.
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