Profundicemos
en la Provincia Comunera, escenario ideal de cultura cafetera; territorio
rico en biodiversidad, caracterizado por un clima templado seco de alta
radiación solar propicio para el cultivo
del café que crece a la sombra de
bosques nativos llenos de flora y fauna que enriquecen su panorama.
En su entorno cultivos originarios de la región le
imprimen notas herbales y ligeras sensaciones cítricas que emanan en su sabor
único e inigualable.
Un elevado porcentaje de lugareños derivan el sustento del proceso del
café, como reflejo de una importante tradición en constante perfeccionamiento y riguroso cumplimiento de protocolos que
aseguren su fragancia, aroma, cuerpo, acidez
y dulzura, con calidad de exportación.
Se compite por
alcanzar el premio a la mejor taza y celebrar la faena con una
alegre fiesta llena de color y belleza,
donde convergen productores, recolectores y toda la comunidad de su entorno que
goza de las bondades de la cultura
cafetera.
El café de la región cuenta con la denominación de
origen CAFÉ DE SANTANDER que protege no solo la reputación que este café tiene
en el mundo por su perfil de taza limpia y balanceada, sino también todas
aquellas condiciones climáticas y de cultivo que lo hacen especial.
Sus procesos tecnificados favorecen un desarrollo
lento del fruto, que promueve la acumulación de azucares y generan una cosecha
concentrada, facilitando la recolección homogénea en su óptimo grado de
madurez.
La tendencia mundial de los tomadores de café es
una taza de excelente calidad y sabor pero que a su vez con sus cultivos
orgánicos, responsables y amigables con el medio ambiente, contribuyan con la
preservación de los bosques como habitad natural de las aves y otras especies.
Alrededor de una buena taza de café se tejen
historias, se cierran negocios y nacen grandes amores.